¿Podemos ser felices en una sociedad de acción?

El filósofo griego Aristóteles en el libro X de su Ética a Nicómaco, nos plantea que la felicidad es una actividad conforme a la virtud. La mejor vía para llevar una vida plena es llevando una “vida contemplativa”, es decir, que la clave para ser feliz es realizando la más excelente y continua actividad; contemplando la existencia. Me ha surgido el siguiente cuestionamiento, y es que, ¿es posible acaso, poder llevar una vida contemplativa tal como dice Aristóteles, en la época actual?

En la sociedad de hoy en día se ve una gran crisis del tiempo, no por la aceleración de este, sino que el tiempo no posee un ritmo que imponga un orden, es decir, ya no es narrativo, sino meramente aditivo. Hoy en día hace falta sobre todo esto; tener una vida contemplativa, y, debido a la crisis del tiempo, nos hemos vuelto hiperactivos y vemos la contemplación como algo malo, puesto que nos hemos transformado en una sociedad de acción.

El hombre ha nacido para jugar, crear, transformar y mejorar, no para trabajar. El tiempo en el trabajo se ha convertido en el tiempo absoluto. Gran parte de nuestras vidas está programada para ser desperdiciada produciendo y creando cosas que no aportan el enriquecimiento de nuestras virtudes, si no somos capaces de liberarnos de esta gran presión que nos toca la puerta de nuestros hogares y de este “trabajo” que nos llama, ¿valdrá la pena realmente vivir la vida?

A modo de conclusión, y respondiendo a la pregunta planteada en la introducción, es pertinente aclarar que existe una gran diferencia de épocas, pues, a diferencia de nuestro presente, en el pasado era mucho más fácil obtener una vida contemplativa y poder así llegar a la felicidad. Antiguamente no se veía el ocio como tiempo muerto, ni como un descanso del trabajo, por lo que los seres contemplativos eran más abundantes. Dentro de la definición Aristotélica de felicidad, somos infelices, pues es difícil llegar a una vida contemplativa y rica en sabiduría, cuando en el presente prevalece una sociedad de acción.

Martín Espinoza
Alumno Seminario Filosofía