A ejemplo de San Alberto

Prof. Mg Ricardo Ramírez Basualdo
Profesor de Filosofía y Religión Colegio Sagrada Familia 

Agosto es un mes que está marcado por la solidaridad, el dieciocho de agosto nuestro país celebra aquel día en memoria del chileno San Alberto Hurtado (1901 – 1952), sacerdote Jesuita, santo de la Iglesia, quien entregó su vida al servicio de los más necesitados. Alberto nos  mostró el camino para ser solidarios y seguir las huellas de Jesús, reconociéndolo en los más pobres y descartados de la sociedad. El Padre Hurtado, quien nació en   Viña del Mar, nos enseña que para ser solidarios no necesitamos esperar un día especial o llenarnos de actividades, puesto que siempre tenemos a alguien cercano que necesita de nuestra ayuda y nuestro apoyo. Hoy, ser solidarios significa lavarse las manos, mantener la distancia física, vacunarse y usar mascarillas. Alberto decía que «el hombre con sentido social no espera que se presenten ocasiones extraordinarias para actuar. Todas las situaciones son importantes para él, pues repercuten en sus hermanos». Toda acción que realicemos, tiene una repercusión en nuestras vidas, pero también en la de los demás. La pandemia nos ha enseñado que con acciones tan pequeñas como lavarnos las manos, cuidamos y salvamos vidas. Los momentos sociales que vive el país también nos llaman al diálogo y a la prudencia, para trabajar por la patria que, como decía Alberto Hurtado, “más que la tierra, es una misión a cumplir”. Aquella misión debe ser de justicia, paz, dignidad, respeto y comunión.

Alberto, supo hacer vida su frase de que “es bueno no hacer el mal, pero es malo no hacer el bien”. No se quedó mirando la vida y las injusticias desde un balcón, se hizo parte de la realidad, se la jugó por los más necesitados.  En una sociedad que descarta a los jóvenes, pobres y  ancianos, Alberto Hurtado encontró su sentido en la vida, por ello mismo decía que el “El hombre está en el mundo, porque alguien lo amó, el hombre está en el mundo  para amar y ser amado”. Amor que podemos imitar de aquel que dio la vida por todos, incluso por aquellos que le dieron muerte: Jesús. En estos tiempos es bueno preguntarnos ¿Qué haría Cristo en mi lugar?

Como colegio, hemos celebrado en Agosto un año más de la fundación de nuestro colegio, volviendo a coronar a María como Reina y Educadora de nuestra comunidad. En ella tenemos  el gran ejemplo de servicio, humildad y entrega. Como cada año, tenemos la oportunidad de renovar nuestra misión y pedirle a María, que nos ayude a imitar a su Hijo Jesús, desgastar nuestras vidas por los demás  y decir con San Alberto: “Contento, señor Contento” .